STEVE JOBS no solo dio origen a Apple. Nos mostró lo que puede ser un estilo de vida, y una combinación creativa sin igual. Hombre de su tiempo, a la avanzada de la tecnología, amigo de lo simple y con una profunda concepción estética. Su legado nos inspira más que el de la gran mayoría de políticos ambiciosos del mundo, o que la prédica ahora vacía de falsos líderes espirituales.
Rebeldía, creación profunda y que al mismo tiempo parezca sencilla, estilo y gracia al lado de una insuperable calidad. Ojalá escribiéramos así.
Los místicos y poetas de siglos pasados hablaron mucho sobre la profunda simplicidad de la rosa. ¿Quién hubiera pensado que la alta tecnología pudiera hablar y atraer con la simplicidad de una manzana?
GRACIAS, STEVE JOBS. Te aplaudimos en tu partida porque has mostrado que la vida vale la pena ser vivida.
(Enviado desde un iMac, sobre ideas escritas en un iPad…)
Sea este el momento para agradecer a Constanza, pues gracias a su persistencia en mostrarme los atractivos de la manzana, puedo ahora disfrutar las maravillas del mundo Mac.
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Y a propósito del trabajo de Steve Jobs, el periódico colombiano El Tiempo, publicó ayer un muy interesante editorial, que transcribo en lo fundamental, con solo algunas correcciones de estilo:
El bagaje humanista de Jobs y la formación contracultural de su juventud cimentó su aporte.
Un día después de que la firma Apple presentara al mundo la última versión de su iPhone, Steve Jobs, el carismático cofundador de la segunda compañía más valiosa del mundo, fallecía a los 56 años tras librar una batalla contra el cáncer. La muerte del creador de la famosa gama de productos tecnológicos ha generado obituarios y artículos con el tratamiento reservado a los grandes líderes.
En un mundo conectado hasta en los rincones más lejanos, la influencia del ex presidente ejecutivo de Apple fue mayor que la de gran parte de los dirigentes políticos juntos. Y aun que la de muchos empresarios de sectores diversos de la tecnología. La comunidad de usuarios que Jobs creó y que lo seguía con fervor místico está diseminada por todo el planeta.
La vida de Steven Paul Jobs está íntimamente ligada al surgimiento y la consolidación de la era de la computación. Hijo adoptivo de un trabajador del valle del Silicón, en California, el 'genio de la manzana' consiguió su primer trabajo en Hewlett-Packard cuando tenía 12 años. Nadie sospechaba en ese entonces -fin de los años 60 y principios de los 70- el efecto que tendrían las clases de electrónica que recibió en los colegios donde estudió. Mientras Bill Gates y Paul Allen, fundadores de Microsoft, aprendían circuitos en la secundaria Lakeside, de Seattle, los adolescentes Jobs y Steve Wozniak hacían los primeros computadores Apple en la escuela Homestead, de Cupertino.
Jobs, budista y autodenominado 'hippie', nunca negó el impacto de la contracultura californiana en el desarrollo de su revolucionaria compañía. Por algo fue calificado como el "John Lennon de la tecnología".
De hecho, su primer negocio fue la venta de un aparato que engañaba a la empresa de teléfonos para hacer llamadas gratis. Siempre hubo en los productos Apple una intención de atacar lo establecido, personificado en los 80 por IBM, los 90 por Microsoft y en la primera década de este siglo por los celulares y buscadores de Internet, a pesar de representar ellos mismos parte de tal establecimiento corporativo.
Pero si en algo se diferencia Jobs de Lennon, es en que Apple no promulgaba la paz con los competidores. Al contrario, los computadores Apple II y McIntosh, los dispositivos iPod, la tienda iTunes, los teléfonos iPhone y las tabletas iPad llegaron a transformar sus respectivos mercados originales.
Parte del encanto de estos productos está en su carácter innovador como en su diseño. Si bien Jobs no fue el único ni el primero en reconocer que el futuro estaba en la computación personal, le imprimió a la era de la informática su mayor dosis de estética. A diferencia de otros pioneros, su fuerte no estaba en la programación ni en la ingeniería: "la tecnología no es suficiente. Es tecnología casada con las humanidades y las artes la que produce resultados", dijo alguna vez.
Ese bagaje humanista y la formación contracultural de su juventud cimentaron su aporte: productos estéticamente únicos con amabilidad en su uso. En otras palabras, más que personalizar los computadores, Apple fue de las primeras en crear un "estilo de vida" digital.
Si bien pocos imaginaron que un (pequeño grupo de conocedores) generaría semejante transformación en la sociedad, su ejemplo de insurgencia creativa debería inspirar a muchos.