sábado, 8 de octubre de 2011

UN NOBEL PARA LA POESIA: SEIS POEMAS DE TOMAS TRANSTROMER


UN NOBEL PARA LA POESIA:
SEIS POEMAS DE TOMAS TRANSTROMER
Después de muchos años, el Nobel fue otorgado a un poeta. “Por las imágenes densas y limpias, que nos proporcionan un acceso nuevo a lo real”, en palabras de Secretario de la Academia Sueca. Más expresivo es el colega chileno Omar Pérez Santiago, cuando afirmaba desde hace mas de un año, que “Tomas Tranströmer es una de las grandes placas tectónicas de la poesía mundial. Un gran poeta del amor, un poeta erótico con velocidad y elegancia. También es participe del amor espiritual, una poesía del momento como una oración secular (…), una poesía compacta como un diamante”.
Ello explica por qué ha sido traducido a más de 40 idiomas y se le considera como el más importante poeta vivo de Europa. Que no lo conozcamos en América Latina, o que no lo conozcan en Francia, solo indica que pese a todo somos periferia de grandes corrientes intelectuales del mundo. Será que “todo nos llega tarde”? Lo importante es que llegue.
Mientras tenemos la ocasión de leerlo con más detalle y comentarlo, va una muestra con seis de sus poemas:


APUNTES DE FUEGO
Durante los meses tristes, centelleó mi vida sólo cuando hice el amor contigo.
Como la luciérnaga se enciende y se apaga, se enciende y se apaga- a medias
puede uno seguir su camino
en la noche oscura del olivar.
Durante los meses tristes, estaba el alma desesperada y sin vida
pero el cuerpo caminó directo hacia ti.
El cielo de la noche rugió.
Sigilosamente ordeñábamos cosmos y sobrevivimos.

C-MAYOR
Cuando bajó a la calle tras la cita de amor
Soplaba la nieve en el aire.
El invierno había llegado
Mientras hacían el amor.
La noche brilló blanca.
Él caminó rápido y alegre.
Toda la ciudad inclinada.
Transeúntes sonrientes-
Todos reían tras los cuellos alzados.
¡¡Era libre!!
Y todos los signos de interrogación cantaron la existencia de Dios

SECRETOS EN EL CAMINO
Liviana, vuelve la bofetada de las esferas celestes.
La música, a nuestra sombra, inocente como
el agua de la fuente que sube entre animales salvajes,
artísticamente petrificada alrededor del chorro de agua.
Con las cuerdas disfrazadas de bosque.
Con las cuerdas como el aparejo del aguacero:
la lancha es azotada por los cascos de un aguacero
y en lo íntimo, en el atasco del giroscopio, alegría.
Esta tarde se refleja la bonanza del mundo,
cuando las cuerdas son instaladas, sin que nadie toque.
Inmóviles en la niebla, los árboles del bosque
y la tundra húmeda espejeando en sí misma.
La mitad muda de la música está aquí, como el olor
a resina anda en torno a ramas heridas por el rayo.
En cada hombre, un verano subterráneo.
En el cruce de caminos, una sombra,
y se aleja corriendo, siguiendo la trompeta de Bach.
La piedad inspira súbita cautela. Dejar
su disfraz de yo en esta playa
donde la ola golpea y se retira, golpea
y se retira.

HOJA DE LIBRO NOCTURNO
Una noche de mayo aterricé
en un frío claro de luna
en que la hierba y las flores eran grises
pero el aroma, verde.
Resbalé cuesta arriba
en la noche daltónica
mientras las piedras blancas
señalaban la luna.
Un espaciotiempo
de algunos minutos
cincuenta y ocho años de ancho.
Y tras de mí
más allá de las aguas relucientes cual plomo
estaba la otra costa
y los poderosos.
Gentes con futuro
en vez de rostro.

LOS RECUERDOS ME MIRAN
Una mañana de junio es muy temprano
Para despertar, pero tarde para dormir de nuevo.
Debo ir a la hierba que está llena
De recuerdos, que me siguen con la mirada.
No se ven, se mezclan completamente
Con el fondo, camaleones perfectos.
Tan cerca que los escucho respirar
A pesar que el canto de los pájaros es estridente.

MADRIGAL
Heredé un bosque sombrío donde rara vez voy. Mas llegará un día en que los muertos y los vivos cambien de lugar. Entonces, el bosque se pondrá en movimiento. No estamos sin esperanzas. Los crímenes más difíciles continúan sin aclarar a pesar de los esfuerzos de muchos policías. Del mismo modo, hay en nuestra vida un gran amor sin aclarar. Heredé un bosque sombrío pero hoy yo camino en otro bosque, el luminoso. ¡Todas las criaturas que cantan, serpentean, mueven la cola y se arrastran! Es primavera y el aire es muy fuerte. Tengo un diploma de la universidad del olvido y estoy tan vacío como la camisa que se seca en el cordel.

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NOTA:
“Hoja de libro nocturno fue extraído del blog Moleskine Literario, de Ivan Thais, quien a su vez lo reprodujo de un diario argentino. La traducción es de Roberto Mascaró.
“Secretos en el camino”, del blog Escribir como loco, de Isaías Peña.
Los demás poemas son traducción del escritor chileno Omar Pérez Santiago, quizás el mejor conocedor latinoamericano de la poesía de Tranströmer, a quien parece haberse aficionado desde sus estudios en Suecia, con motivo del exilio. Se publicaron en su blog Revolución con letras.

viernes, 7 de octubre de 2011


ALTA TECNOLOGIA + ESTETICA + BUDISMO :
GRACIAS, STEVE JOBS

STEVE JOBS no solo dio origen a Apple. Nos mostró lo que puede ser un estilo de vida, y una combinación creativa sin igual. Hombre de su tiempo, a la avanzada de la tecnología, amigo de lo simple y con una profunda concepción estética. Su legado nos inspira más que el de la gran mayoría de políticos ambiciosos del mundo, o que la prédica ahora vacía de falsos líderes espirituales.

Rebeldía, creación profunda y que al mismo tiempo parezca sencilla, estilo y gracia al lado de una insuperable calidad. Ojalá escribiéramos así.

Los místicos y poetas de siglos pasados hablaron mucho sobre la profunda simplicidad de la rosa. ¿Quién hubiera pensado que la alta tecnología pudiera hablar y atraer con la simplicidad de una manzana?

GRACIAS, STEVE JOBS. Te aplaudimos en tu partida porque has mostrado que la vida vale la pena ser vivida.

(Enviado desde un iMac, sobre ideas escritas en un iPad…)

Sea este el momento para agradecer a Constanza, pues gracias a su persistencia en mostrarme los atractivos de la manzana, puedo ahora disfrutar las maravillas del mundo Mac.

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Y a propósito del trabajo de Steve Jobs, el periódico colombiano El Tiempo, publicó ayer un muy interesante editorial, que transcribo en lo fundamental, con solo algunas correcciones de estilo:

El bagaje humanista de Jobs y la formación contracultural de su juventud cimentó su aporte.

Un día después de que la firma Apple presentara al mundo la última versión de su iPhone, Steve Jobs, el carismático cofundador de la segunda compañía más valiosa del mundo, fallecía a los 56 años tras librar una batalla contra el cáncer. La muerte del creador de la famosa gama de productos tecnológicos ha generado obituarios y artículos con el tratamiento reservado a los grandes líderes.

En un mundo conectado hasta en los rincones más lejanos, la influencia del ex presidente ejecutivo de Apple fue mayor que la de gran parte de los dirigentes políticos juntos. Y aun que la de muchos empresarios de sectores diversos de la tecnología. La comunidad de usuarios que Jobs creó y que lo seguía con fervor místico está diseminada por todo el planeta.

La vida de Steven Paul Jobs está íntimamente ligada al surgimiento y la consolidación de la era de la computación. Hijo adoptivo de un trabajador del valle del Silicón, en California, el 'genio de la manzana' consiguió su primer trabajo en Hewlett-Packard cuando tenía 12 años. Nadie sospechaba en ese entonces -fin de los años 60 y principios de los 70- el efecto que tendrían las clases de electrónica que recibió en los colegios donde estudió. Mientras Bill Gates y Paul Allen, fundadores de Microsoft, aprendían circuitos en la secundaria Lakeside, de Seattle, los adolescentes Jobs y Steve Wozniak hacían los primeros computadores Apple en la escuela Homestead, de Cupertino.

Jobs, budista y autodenominado 'hippie', nunca negó el impacto de la contracultura californiana en el desarrollo de su revolucionaria compañía. Por algo fue calificado como el "John Lennon de la tecnología".

De hecho, su primer negocio fue la venta de un aparato que engañaba a la empresa de teléfonos para hacer llamadas gratis. Siempre hubo en los productos Apple una intención de atacar lo establecido, personificado en los 80 por IBM, los 90 por Microsoft y en la primera década de este siglo por los celulares y buscadores de Internet, a pesar de representar ellos mismos parte de tal establecimiento corporativo.

Pero si en algo se diferencia Jobs de Lennon, es en que Apple no promulgaba la paz con los competidores. Al contrario, los computadores Apple II y McIntosh, los dispositivos iPod, la tienda iTunes, los teléfonos iPhone y las tabletas iPad llegaron a transformar sus respectivos mercados originales.

Parte del encanto de estos productos está en su carácter innovador como en su diseño. Si bien Jobs no fue el único ni el primero en reconocer que el futuro estaba en la computación personal, le imprimió a la era de la informática su mayor dosis de estética. A diferencia de otros pioneros, su fuerte no estaba en la programación ni en la ingeniería: "la tecnología no es suficiente. Es tecnología casada con las humanidades y las artes la que produce resultados", dijo alguna vez.

Ese bagaje humanista y la formación contracultural de su juventud cimentaron su aporte: productos estéticamente únicos con amabilidad en su uso. En otras palabras, más que personalizar los computadores, Apple fue de las primeras en crear un "estilo de vida" digital.

Si bien pocos imaginaron que un (pequeño grupo de conocedores) generaría semejante transformación en la sociedad, su ejemplo de insurgencia creativa debería inspirar a muchos.


jueves, 6 de octubre de 2011


LAS GANAS DE CONTAR

He encontrado en la nube, una bella imagen sin referencia alguna sobre su origen. Me ha hecho pensar que no basta con leer sin descanso mucha literatura buena o mediocre --de preferencia la buena--. No es suficiente con haber vivido a plenitud. No basta con observar y tener sentido del detalle. La técnica sola, tampoco es nada. Lo esencial para quien escribe o quiere escribir, es tener GANAS DE CONTAR.

Idear o afinar historias que tengan sentido para lectores diversos(as), querer contar a viva voz, a quien quiera escuchar y leer, facilitando de paso, si se quiere, la tarea. Es ante todo poder convertir, mediante la capacidad y el trabajo creativo, ideas abstractas en frases, párrafos, historias o algo más. Querer contar es lo importante; sobre todo, querer hacerlo con estética. Lo demás es solo trabajo, paciencia y persistencia

lunes, 18 de julio de 2011


CREACION LITERARIA E IDENTIDAD : QUÉ SOMOS EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE?

UNA BELLA REFLEXION DE WILLIAM OSPINA

El escritor y ensayista colombiano William Ospina, sin duda uno de los mejores escritores “neobarrocos” de la América Latina contemporánea, nos ha deleitado hoy, domingo 17 de julio, con una profunda y bella reflexión sobre lo propio y lo ajeno en el acontecer de este continente. Ya antes; José Martí, el inolvidable mexicano Leopoldo Zea, y Germán Arciniegas, habían reflexionado sobre esa naturaleza de lo latinoamericano. Los yuppies, la idea de que el mundo comienza y termina en Miami, y la literatura urbana, nos habían hecho olvidar esa inquietud. Por eso, es necesario agradecer a William Ospina al hacernos recordar que se trata de una preocupación legítima por la naturaleza de la identidad, sin la cual nada seríamos en el mundo de hoy y mucho menos en el de mañana. Veamos su bello artículo, aparecido en el diario “El Espectador”:

¿Dónde caerá la rosa?

Por: William Ospina

EN OTRO TIEMPO AQUÍ SE HABLABA de ideas foráneas: no había que pensar ciertas cosas porque eran ideas foráneas.

Lo decían los poderosos, hablando sobre todo del marxismo, o tal vez incluso del liberalismo. Todo lo que no les convenía les resultaba foráneo. Parecían insinuar que sólo eran válidas las ideas nacidas aquí, y la propuesta era interesante, pero quienes la predicaban nunca la habían practicado: el nuestro es un extraño mundo donde muchísimas cosas llegaron de afuera.

La raza blanca llegó de Europa, la raza negra llegó de África, pero la raza indígena también vino de lejos, de Asia. Eso que ahora llaman globalización comenzó hace ya tiempo: los descubrimientos de América, el de hace 30 mil años y el de hace 500, eran ya globalización; la llegada de Cristo a estas tierras era globalización. Un Dios nacido en Belén, en Judea, a orillas del mar Mediterráneo, que se había convertido en el Dios del Imperio Romano, que llegó a ser el Dios de todos los países de Europa, y que fue traído por guerreros y por misioneros, se convirtió en el Dios de los colombianos.

Pero también la lengua que hablamos llegó de muy lejos. Hija del latín y del griego, teñida de árabe, aquí se enriqueció con palabras de las lenguas indígenas. Conviene recordar que nuestra lengua está llena de cosas ilustres que aquí nunca existieron: ruiseñores, cisnes, viñedos, castillos, reyes, lobos, góndolas, jabalíes, duques, condes, príncipes, selvas de abetos, arces, primaveras y otoños, nevadas, pagodas, pirámides, liebres, dromedarios.

Todas esas cosas hasta hace poco encantaban en los poemas, porque lo lejano, lo improbable y lo imposible tienen su encanto, pero también porque fueron cantadas por nuestros antepasados, lejos de aquí, durante siglos, y se cargaron de prestigio poético. ¿Cómo encontrar algo más poético que un ruiseñor, un castillo, una góndola, un otoño, una liebre, un dromedario? Hubo poetas nuestros, como Guillermo Valencia, que sólo les cantaban a los animales si cumplían con el requisito de ser de muy lejos: De cigüeñas la pálida bandada, decía, Ágil tigre que salta de tupida maleza, decía, Dos lánguidos camellos de elásticas cervices, decía.

Y en cambio hay muchas cosas en esta realidad para las que la lengua que llegó no tenía nombres. Guanábanas, iguanas, canoas, jaguares, quetzales, poporos, toches, bohíos, chamanes, piñas, lulos, yarumos, guayacanes, chibchas, uwas, tayronas, nutibaras, paeces, panches, zenúes, anacondas, tapires, manatíes, y malocas y el río Sugamuxi y el río Yuma.

La lengua española llegó convencida de que venía sólo a enseñar, pero harto tuvo que aprender para ser digna de convertirse en una lengua americana. Tuvo que aprender a nombrar la pampa y la puna, el país de los guaraníes y el reino de los incas, recibir el maíz y las papas, el tomate y el chocolate, la yuca y su cazabe, las dantas y los chigüiros.

Porque las cosas llegan de afuera, pero tienen que aprender a volverse propias, beber la savia del mundo al que han llegado. Y así pasó con la lengua, con la religión, con la música, con las artes. Cuanto más cultivada y aristocrática era la gente, más trabajo le costaba aceptar esas mezclas; había gente que quería ser española a toda costa. El mundo americano le parecía de mal gusto; la gente demasiado india, demasiado negra; la naturaleza muy poco ilustre, los ríos demasiado barrosos. Le rogaban a Dios que todo se blanqueara, que todo se llenara de trigales y de viñedos y de pinares, que los ríos se volvieran transparentes.

Imagino que hasta soñaban que un día nevara sobre estas montañas, cuando ya estuvieran llenas de castillos y príncipes. A eso se lo llama colonización en cualquier parte, el espíritu colonizado, la incapacidad de sentir orgullo de lo que se es, la vergüenza de pertenecer a un territorio que les parece de segunda categoría, el deseo secreto de pertenecer a un mundo más ilustre; el temor de que se nos vea el cobre americano.

Pero harto sabemos que el mundo sólo respeta a los que se respetan, sólo admira a los que se identifican con el mundo al que pertenecen. Por eso son grandes los chinos, los japoneses, los árabes, los egipcios, los mexicanos y los brasileños. Se nota que no quieren ser otra cosa, que no quieren ser de otra parte; que sienten orgullo de su propio mundo. Diego Rivera, cuando se proponía pintar a la humanidad, pintaba indios mexicanos y no apolos griegos, y una leyenda judía afirma que si desde el cielo alguien dejara caer una rosa, esa rosa caería en el centro del templo de Jerusalén

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sábado, 30 de abril de 2011

EL SABATO QUE SE FUE Y EL QUE SE QUEDA


Se nos ha querido ir el buen Ernesto Sábato, a sus casi 100 años, en la misma semana en que se fue Sai Baba, el que dijo que viviría 96 y no le alcanzó ni el tiempo ni la profecía. Algunos críticos asumieron hace varios años, que Sábato había terminado con “Abadón el Exterminador”. La verdad es muy otra. Era en el fondo un hombre cambiante, y la vida le dió oportunidad para cambiar radicalmente su destino. Podría decirse que fueron cinco vidas en una: Militante político en la primera, físico en la segunda, escritor en la tercera, testigo y actor de su tiempo argentino en la cuarta, y pintor en la última. Cuando se vive 99 años como él, se pueden vivir varias vidas en una.

Mucho se ha hablado del pesimismo de Sábato, de su saciedad con la vida y el mundo, de sus depresiones, de su dignidad personal para poner en evidencia los crímenes de las dictaduras, de sus angustias personales, de su placer en poner el dedo en la llaga a la manera de Dostoiewski. No era la suya una literatura pesimista. No es mi escritor favorito ciertamente. Pero toda figura tiene varios lados: Se hablado menos de su rebelión frente a un mundo que a lo mejor no pudo o no quiso entender, y de su rescate de la dignidad humana. Para muestra, quiero transcribir unos bellos textos de su último libro, a medio camino entre la literatura creativa y el ensayo. Dice así Sábato, el Sábato que se queda con nosotros:

“Los tiempos modernos fueron siglos señalados por el menosprecio a los esenciales atributos y valores del inconsciente. Los filósofos de la Ilustración sacaron la Inconsciencia a patadas por la puerta. Y se les metió de vuelta por la ventana. Desde los griegos, por lo menos, se sabe que las diosas de la noche no se pueden menospreciar, y mucho menos excluirlas, porque entonces reaccionan vengándose en fatídicas formas.

Los seres humanos oscilan entre la santidad y el pecado, entre la carne y el espíritu, entre el bien y el mal. Y lo grave, lo estúpido es que desde Sócrates, se ha querido proscribir su lado oscuro. Estas potencias son invencibles. Y cuando se las ha querido destruir se han agazapado y finalmente se han rebelado con mayor violencia y perversidad.

Hay que reconocerlas, pero también luchar incansablemente por el bien. Las grandes religiones no solo preconizan el bien, sino que ordenan hacerlo, lo que prueba la constante presencia del mal. La vida es un equilibrio tremendo entre el ángel y la bestia. No podemos hablar del hombre como si fuera un ángel, y no debemos hacerlo. Pero tampoco como si fuera una bestia, porque el hombre es capaz de las peores atrocidades, pero también capaz de los más grandes y puros heroísmos (…) el ser humano no podría sobrevivir sin héroes, santos y mártires porque el amor, como el verdadero acto creador, es siempre la victoria sobre el mal” (“Resistencias”, Seix Barral, 2003, pags 90-91).

Y finalmente:

“El ser humano sabe hacer de los obstáculos, nuevos caminos, porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer: En esta tarea lo primordial es negarse. Defender (…) la tradición que nos dice cuánto de sagrado tiene el hombre. No permitir que se nos desperdicie la gracia de los pequeños momentos de libertad que podemos gozar: una mesa compartida con gente que queremos, una caminata entre los árboles, la gratitud de un abrazo. El mundo nada puede contra un hombre que canta en la miseria” (pag 158)

lunes, 4 de abril de 2011


SOCIEDAD Y ESCRITURA CREATIVA: LA VIEJA POLEMICA SOBRE EL COMPROMISO

Algunos colegas escritores en el mundo (y América Latina no es la excepción) parecen tomar posiciones, en sus escritos literarios y en los de opinión, bien sea por el realismo o por otras expresiones, bien por la necesidad de expresar la belleza formal en el arte de escribir, o bien por escribir con contenidos profundos. Otros afirman que la literatura debe dar cuenta de la realidad que rodea al escritor, y otros más, que su única realidad legítima es la literaria. Algunos escriben con una visión popular, y otros parecen hacerlo para las élites, incluso las intelectuales. Estas polémicas extra-literarias, hacen relación a las viejas discusiones sobre el sentido del compromiso: si lo es con un sector social o con una escala de valores, o con un grupo humano, o con la literatura misma, o si el escrito debe expresar una posición política; si el escritor expresa o debe expresar la realidad, o si crea su vez realidades que le son propias o expresa realidades que no necesariamente son las de su tiempo. En cualquier caso, la polémica es real, pero puede también ser estéril, si no entendemos que, de lo que se trata siempre, es de hacer literatura y de la buena. Lo demás, será solo un panfleto o una columna de opinión. Al respecto, acabo de encontrar una maravillosa frase que Humberto Eco atribuye a Barth. La transcribo porque a pesar de que al parecer data de 1967, tiene hoy día más vigencia que nunca:

“Mi escritor postmoderno ideal no imita ni repudia a sus padres del siglo XX ni a sus abuelos del XIX. Ha digerido el modernismo, pero no lo lleva sobre los hombros como un peso (…). La novela postmoderna ideal, debería superar las diatribas entre realismo e irrealismo, formalismo y escritura de contenido, literatura pura y literatura comprometida, narrativa de élite y narrativa de masas…La analogía que prefiero es mas bien la que podría hacerse entre (la actitud post moderna) y el buen jazz o la música clásica; cuando volvemos a escuchar y a analizar la partitura, descubrimos muchas cosas que la primera vez no habíamos percibido, pero la primera vez tiene que ser capaz de atraparnos como para que deseemos volver a escucharla, tanto si somos especialistas como si no lo somos”
(John Barth, citado por Humberto Eco en “Apostillas a El nombre de la rosa”).

No muchos conocen a Barth en nuestros días. Sin embargo, cómo no recordar sus dos manifiestos? El primero, de 1967, “La literatura del agotamiento” que pone de manifiesto la serie de textos cerrados sobre si mismos, de búsqueda de los grandes inquietudes existenciales de todos los tiempos, característica de Borges. El segundo, de 1980, “La literatura de la plenitud”, que él considera expresada en primer lugar por esa saga circular de lenguaje abierto, y escrita para todo el mundo: “Cien años de soledad”. Humberto Eco, en sus “apostillas”, nos recuerda que Jorge de Burgos, el gran bibliotecario de El nombre de la rosa, es nada menos que su imagen de Borges, el bibliotecario de Babel. Como en Borges o en García Márquez, la frase admirable de Barth condensa los contrarios y su sinsentido.